Hero Child

 
gritos de la infancia
biografía Bárbara Rogers
prefacio: une niña héroe
capitulo 1
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                                      una niña héroe

Dos sueños me animaron a escribir este libro. En el primer sueño, tenía una herida negra y horrenda en mi brazo izquierdo. De ella crecía un tubo transparente de donde se desprendía una pequeña mano. Luego otra mano crecía del otro lado de la herida, y por encima de esas dos manitas, crecía la carita de una niña —en el sueño, era una niña héroe—.

Por medio de mi trabajo de terapia, la herida dolorosa de mi infancia se tornó visible y se le prestó atención. Así surgió una niña valiente: la que siempre quiso ser escuchada sin lograrlo —y la que jamás se atrevió a defenderse—. Mi verdadero Ser Interior y yo la acompañamos y la apoyamos para que escribiera este libro, y hablara sobre su experiencia.

Durante muchos años, estuve paralizada por el miedo de hablar sobre los maltratos y crímenes de mis padres —era como si yo misma estuviera cometiendo un crimen al contar la verdad sobre mi infancia—.

En el segundo sueño, estaba al frente de un tribunal en un juicio público, sabía que no había cometido crimen alguno, sin embargo, me acusaban por mis convicciones.

Mi madre se levanta y declara que mis convicciones están equivocadas, son imposibles y peligrosas a la vez. Yo declaro: “O estás de mi parte —o te vas de aquí—”. Furiosa e insultada, se va de la sala. La gente se precipita fuera de la asamblea con ella. Entre las personas, reconozco a mis hermanas y a otros miembros de mi familia. Al final de mi sueño, ya no estoy siendo juzgada. Camino sola en una calle. He ganado mi libertad —en soledad—.

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Siendo alemana y habiendo nacido en el año 1950, mi vida ha estado marcada por la pregunta de cómo fue que lograron cometerse tantos crímenes abominables por los nazis alemanes. —Es verdad— los factores políticos, históricos, sociales y religiosos contribuyeron a dar auge al régimen fanático y fascista. —Pero— la crianza severa, estricta, a menudo violenta y cruel, también fue un factor importante y a menudo omitido.

Los seres humanos no nacen malos pero pueden ser programados para que actúen con maldad, si se les infringe un tratamiento cruel y despiadado cuando son niños inocentes y desprotegidos. Además de nuestro lenguaje hablado, les enseñamos a nuestros niños un lenguaje conductivo que los forma profundamente y que deja profundas consecuencias. Creo que los métodos de crianza inhumanos crearon una reserva de energía emocional volátil y reprimida, cuyo poder destructivo aprovecharon Hitler y sus seguidores dándole rienda suelta.

Mi libro y estos “gritos” son el resultado de una larga búsqueda y de una dolorosa lucha. Además de escribir en forma de terapia personal, he trabajado durante muchos años con distintos terapeutas y distintas formas de terapia. Me veo como alguien que está en la búsqueda y quien ha explorado su pasado y su subconsciente con profundidad, y quien ahora somete su informe al respecto.

Mi sendero personal me ha guiado a dejar mi familia con la que fui criada, mi primer matrimonio, mi país, mi vida en la clase alta, y la religión de mi juventud. Algunas partes de mi jornada han sido descritas en el ensayo “Facing a Wall of Silence” (Enfrentando un muro de silencio), en el libro “Second Generation Voices”, (Voces de la segunda generación), en donde escribí: “Veo mi vida como un ser al servicio de la superación de los silencios, conmigo misma y a mi alrededor.”

Con mi libro, deseo ayudar a superar el silencio sobre el sufrimiento infantil y sus consecuencias, debido a un concepto que nos ha sido impuesto, errado y mal usado acerca del perdón hacia los padres. El proceso más difícil para mí, fue creer en mi niña interna abusada y dolida, abrazarla y aprender a estar de su lado para ayudarla a superar sus miedos y sus sentimientos sobrecogedores de impotencia.

Estos “gritos” fueron escritos a lo largo de un período de veinte años. Los veo como pinturas emocionales de los sentimientos infantiles y de la realidad que no podía percibir siendo una niña. Ahora, siendo una mujer madura, le he ofrecido a mi niña mi mente y mi voz para expresarlos. Como las piezas de un rompecabezas componen con el tiempo un cuadro coherente, mi infancia se manifiesta mientras cada “grito” revela conmovedores aspectos de la misma. A través de mis “gritos”, la verdad ha salido a la luz.

 

© Barbara Rogers

Traducido por Adriana Miniño

 

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